Luego de haber delcarado que la pobreza en Argentina sería "escandalosa", el Papa Benedicto XVI (ex Ratzinger) declaró que esperaba que el gobierno trabajara para eliminar tal flagelo. Al parecer en privado habría afirmado que esperaba que la ineficacia local impidiera terminar con "el escándalo de la pobreza" para que no relucieran los "escándalos de la iglesia católica local".
Una fuente cercana al zapatero que confecciona los zapatos de cuero de ternero nonato usados por el pontífice habría afirmado que tanto Ratzinger, como sus colaboradores y buena parte de la cúpula de la iglesia católica argentina confiaban en la capacidad del gobierno y de la oposición para seguir creando "situaciones escandalosas" que opacaran los escándalos surgidos al interior de la propia estructura eclesiástica.